La isla Cambacuá, con sus 23 kilómetros de largo en medio de las aguas tranquilas y transparentes del río Uruguay, sus playas doradas y frondosa vegetación, es uno de los principales balnearios de Concepción del Uruguay. En una embarcación particular, a motor, se llega en unos 10 minutos, mientras el catamarán colectivo tarda 20.
La corriente del Uruguay es lenta y en los días soleados su superficie se convierte en un espejo que hace honor a los versos de la chamarrita que asegura que "el Uruguay no es un río, es un cielo azul que viaja".
La isla surgió como un banco de arena -de los que hay muchos en este río- se extendió hasta sus actuales dimensiones y se cubrió de vegetación, con playas de arena fina que se prolongan suavemente bajo las aguas transparentes.
El balneario fue instalado en torno al afilado extremo norte de la isla, en especial sobre la costa oeste, donde se despejó de vegetación unos cinco kilómetros y se instalaron los servicios mínimos indispensables, como baños, una pequeña cantina y alquiler de sombrillas, reposeras y elementos para deportes náuticos.
La isla es la opción más natural, pero cuenta con servicio de guardavidas, con motos de agua y botes, a quienes la tranquilidad del río y el tenue declive de la playa les demandan en general sólo una tarea preventiva.
El resto de la isla es agreste y hay otras playas solitarias entre el follaje autóctono, a las que se debe llegar por medios propios y con todo lo necesario, ya que no están explotadas.
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