viernes, 20 de febrero de 2009

Palacio San José

Como llegar al Palacio San José Museo Urquiza

Dirección:
Ruta Provincial Nº 39 Kilómetro 128
(desvío al norte de 3 Km.)
Zona rura l- Caseros
Departamento Uruguay
Provincia de Entre Ríos

1) Desde Buenos Aires / Sur del País:

a través del Complejo Zárate Brazo Largo, distante a unos 230 km por ruta Nacional Nº 12 y Nº14, hasta el acceso a C. del Uuruguay. A partir de ahí 23 km. por ruta 39.

2) Desde Rosario:
A través del puente Rosario-Victoria, hasta la ciudad de Nogoyá. Desde allí, al este por Ruta Nº 12 y luego por Ruta provincial Nº39.

3) Desde Mendoza / Córdoba: la vía comunicante más próxima es el Túnel subfluvial por el que se ingresa a Paraná , Capital de la Provincia (261 km). desde ahí por rutas 18, 12 y 39.

4) Desde Corrientes / Misiones: Por ruta nacional Nª 14, hasta el acceso a C. del Uruguay. A partir de ahí 23 km. por ruta 39.

5,6,7) Desde el Uruguay / Brasil: a través de los puentes internacionales Gral. Artigas, Gral. San Martín o por la represa de Salto Grande (a 400 km. de Montevideo). Ruta 14 hasta acceso a Concepción del Uruguay (Ruta 14 Km. 125). A partir de ahí, 23 km. al oeste por Ruta Provincial 39.


Justo José de Urquiza nació el 18 de octubre de 1801. Tiempos de profundas transformaciones gestadas en el siglo anterior. La revolución francesa en lo político y la industrial en lo económico y tecnológico se combinaron para impactar decididamente sobre las estructuras sociales. Realismo, romanticismo, positivismo, liberalismo, capitalismo, socialismo utópico, comunismo, fueron entre otras, las expresiones que tomaron forma en este nuevo siglo para reflejar esos cambios.

La Argentina abandonó, por la fuerza revolucionaria, el dominio español para ingresar así en el tránsito del complejo camino de vida independiente. Etapa caracterizada por la inestabilidad y los enfrentamientos armados en la que el nuevo país intentó adquirir el perfil de nación organizada. Difícil objetivo: las luchas civiles y la disolución de las autoridades nacionales apenas una década después de iniciado el proceso independentista daban cuenta de esa realidad. Los esfuerzos por dar forma orgánica a la incipiente nación fueron vanos. Las diferencias ideológicas primaron sobre la necesidad de organizar un nuevo gobierno. Monárquicos y republicanos, unitarios y federales fueron algunas de las fuerzas dicotómicas que intentaron dirimir sus diferencias en los campos de batalla.

Los factores situacionales prefijan condiciones políticas, económicas y sociales delimitadoras de un contexto historio-social específico, escenario en el que los “hombres producen –al decir de Anthony Giddens- la sociedad, pero lo hacen como actores históricamente situados, no bajo las condiciones de su propia elección.” Y esas condiciones que limitan el obrar humano no son solamente constrictivas sino también habilitadoras del hacer. Especialmente para aquellos actores sociales que poseen la capacidad de ser protagonistas de los procesos de transformación de una sociedad a través de su comportamiento y desempeño. De su capacidad para abordar, procesar y actuar sobre las condiciones históricas en las que se sitúan. Justo José de Urquiza se constituyó, así, en uno de los protagonistas de su tiempo.

Su padre Joseph de Urquiza – de origen vasco - se radicó en la provincia de Entre Ríos junto a su esposa Cándida García y su numerosa familia, para dedicarse a la actividad rural pero también a la función pública. Los sucesos de Mayo de 1810 lo obligaron a emigrar a la Banda Oriental para poder sostener su fidelidad a España. En 1812 pudo retornar, para continuar con una vida circunscripta al ámbito rural y sujeto a los avatares de los cambiantes gobiernos locales. Allí educó a su prole, apegados a la libertad que la naturaleza ofrece y al amor al terruño como forma de identificación con su espacio vital.

En 1817 Justo José fue enviado al Colegio de San Carlos en Buenos Aires, al que debió abandonar dos años más tarde ante la clausura de los cursos, retornando a su tierra natal. Instalado en Concepción del Uruguay, se dedicó a las actividades económicas en las que demostró un espíritu arriesgado y progresista, necesario para triunfar en el ámbito comercial.

A los 19 años fue padre de una niña. Este hecho, sumado a su negativa sostenida al casamiento, su fortuna creciente y su agraciada presencia, le otorgaron una fama donjuanesca particular que trascendió los límites de su ciudad natal.

A mediados de la década del 20 se inició en la actividad política. Contaba con poco más de veinte años cuando se comprometió fervientemente a defender el ideario federal. En el Congreso provincial, para el que fue designado diputado por los vecinos de Concepción del Uruguay en 1826, comenzó con sus primeras experiencias en la vida pública.

Entre Ríos se debatía entonces en una fuerte anarquía. Entre las influencias de Buenos Aires y Santa Fe, los gobernadores entrerrianos se sucedían ininterrumpidamente por el poco tiempo que duraban las alianzas para sostenerlos, en medio de intrigas y traiciones. La incipiente república, después del fracaso del Congreso de Tucumán, ensayaba un nuevo proyecto constitucional con Rivadavia, que se transformó en un nuevo fracaso al intentar imponer un modelo contrario a la voluntad de las provincias.

Pero el deseo de organizarse permanecía incólume. Así lo demostró el Pacto Federal firmado en 1831, vigente por más de veinte años. Este creó, con la adhesión de todas las provincias, la Confederación Argentina y tomó el compromiso de organizarse jurídicamente en un Congreso General bajo el sistema federal. Juan Manuel de Rosas asumió el manejo indiscutido del país, dispuesto a restaurar la amenazada tranquilidad pública, imponiendo el orden por la fuerza.

La posición estratégica de la provincia de Entre Ríos, por su proximidad con el Imperio del Brasil y la República Oriental del Uruguay la convirtieron en epicentro de conflictos que fueron más allá de las luchas fraticidas, y en las que se mezclaron intereses y alianzas internacionales. Campo de duras batallas donde a fuerza de lanza y de sangre se dirimían las ideas. Rosas, Oribe, Echagüe, Urquiza por un lado, Rivera, Lavalle, Paz, Berón de Astrada, Ferre por otro, son los protagonistas de años de lucha y sangre.

En los campos de batalla Justo José de Uquiza comenzó a distinguirse nítidamente, entre los suyos primero y ante sus adversarios después. Dos frentes de batalla arreciaban la provincia: Corrientes y las costas del Uruguay. En ambos, los triunfos de las armas consolidaron el prestigio del estratega. Así, los congresales entrerrianos en 1841, ante la necesidad de elegir un nuevo gobernador, proponen al General Urquiza para desempeñar el cargo.

En 1842 asumió por primera vez la gobernación entrerriana. Siendo reelecto en el cargo en 1845 y nuevamente en 1849 y 1853. Años de campañas militares marcada por éxitos y fracasos en los que Entre Ríos adquirió preponderancia y fuerza en la defensa del sistema de la federación. Triunfos contundentes como Arroyo Grande, India Muerta, Laguna Limpia, Vences afianzaron la autoridad y el orden en el convulsionado litoral.

Época de obediencia irrestricta y mando incuestionable. En la que el coraje, la severidad de conducta, la rigurosidad en la aplicación de castigos y premios y el magnetismo personal, crearon una forma de conducción que se repitió en todo el país. El caudillo fue la expresión de ese tiempo. Dominación carismática estructurada sobre la base de la creencia en la legitimidad del poder fundada en el reconocimiento de heroísmo o ejemplaridad de la figura. Legitimidad que justificaba la interacción de poder y autoridad entre mandante y mandados bajo el consentimiento mutuo.

Se sumó para robustecer este fenómeno la instabilidad política y las prolongadas campañas militares que se produjeron desde los albores de la vida independiente. Contra los españoles primero, entre hermanos por diferentes consignas políticas después. Fuerte presencia, autoridad, respeto y fuerza militar, constituyeron entonces las notas distintivas que fue asumiendo el ejercicio de poder en esta etapa de la Argentina en construcción. El caudillo se transformó en el conductor por excelencia, convirtiendo los campos de batalla en escenarios de aprendizaje y graduación. El aislamiento, la falta de comunicación, la escasez poblacional y la inmensidad territorial también aportó lo suyo. La autoridad se reconocía como condición natural, pero también se forjaba, se ganaba en las reyertas con el respeto y la obediencia de paisanos y milicianos que confiaban en el caudillo, movidos por una subordinación mezcla de amor, respeto y temor.

Emparentado con Rosas en el ejercicio autoritario del poder provincial, compartió el ideario federal y defendió el proyecto confederal en la frontera del Uruguay. Pero se diferenció nítidamente del gobernador porteño al comprender la importancia del orden constitucional como premisa para asegurar la continuidad del orden y el progreso del país, como así también una exigencia de desarrollo económico.

El 1 de mayo de 1851, el decreto conocido como el Pronunciamiento significó el rompimiento entre Urquiza y Rosas. La batalla de Caseros los enfrentó el 3 de febrero de 1852 para cambiar una historia de más de veinte años. El triunfo del entrerriano posibilitó el inicio de la etapa constitucional concretada un año más tarde.

El triunfo de Caseros y el posterior Acuerdo de San Nicolás celebrado entre los gobernadores en mayo de 1852, profundizó la dicotomía de intereses entre Buenos Aires y el interior, defendiendo ambos ideales económicos contrapuestos. Los caminos se bifurcaron entre la ciudad portuaria y el resto del país con la revolución de septiembre de 1852. La conformación de la Confederación por un lado y el Estado de Buenos Aires por otro fue una realidad, a pesar de los intentos conciliadores con resultados efímeros de casi una década. No dejaban sin embargo de reconocer ambas que formaban parte de una unidad, una historia común las hermanaba.

La Constitución Nacional sancionada en 1853 definió la pugna por el sistema organizativo entre unitarios y federales. Pero también inició un nuevo tiempo. La apertura del país a un mundo cambiante. Nuevas ideologías, condiciones económicas, culturales, sociales, modificaron también el panorama argentino. Las consecuencias de la revolución industrial, el auge masivo de la inmigración, las innovaciones tecnológicas y culturales en general fueron perfilando una Argentina globalizada, integrada al resto del mundo.

El fracaso de la experiencia de la Confederación Argentina, especialmente desde la perspectiva económica al no poder integrar a todo el territorio por el rechazo de Buenos Aires, dejaron en manos de los dirigentes de la ciudad puerto la consolidación del estado nacional. Después de la batalla de Pavón, Bartolomé Mitre asumió el cargo de Presidente de la Nación, con sede en Buenos Aires, retomándose así el camino de la unidad definitiva.

La provincia de Entre Ríos se había constituido, en la década anterior, en el epicentro del cambio. En ella consolidó su poder el General Urquiza y a su conducción retornó después de ejercer la Primera Magistratura Nacional. Pero también en ese ámbito encontró la muerte, resultado de la expresión de una oposición que eligió el camino de la violencia y las armas para provocar los cambios. Sin embargo no borró por ello las huellas dejadas por el ilustre Entrerriano.

Representó y provocó el tránsito a tiempos diferentes. Las formas de hacer la consiguió gracias a una mentalidad abierta, capaz de identificar a los hombres más capaces y darles el espacio suficiente para desplegar sus propias potencialidades, sin abandonar decididamente las premisas culturales en las que se formó. La genialidad también se demuestra en la elección del entorno humano para cumplimentar los objetivos que se pretenden lograr, y el General Urquiza contó con colaboradores brillantes, muchos de ellos representativos de las nuevas ideas que hacia la década del cincuenta hacían ebullición en Europa. De intelectuales y científicos formados en un mundo distinto, protagonistas de una realidad integracionista a la que el resto del mundo occidental marchaba inexorablemente, y que les posibilitaba dimensionar la problemática Argentina desde una perspectiva diferente. Hombres de la llamada generación del 37, argentinos obligados a vivir en el exilio y que se sumaron al espectro político argentino después de Caseros y del que habían sido excluidos por la fuerza durante el gobierno de Rosas. También colaboraron extranjeros, muchos exilados que al no conseguir en sus países las condiciones apropiadas para llevar a la práctica sus ideas, buscaban nuevos horizontes propicios, especialmente franceses republicanos expulsados por los imperialistas bonapartistas, iniciadores de nuevas corrientes de pensamiento en estas tierras.

Es cierto también que su visión como estadista la consolidó desde una perspectiva social y económica en particular, la que le brindó su propio patrimonio particular y la variedad de rubros productivos y comerciales en los que incursionó.

Los recursos básicos que explotó y que constituyó el sustento de su fortuna, –hacienda y saladero- representaban los principales intereses económicos de la incipiente nación y la forma de inserción en los mercados internacionales requería de las garantías que brinda un país organizado y libre de los males que conlleva la inestabilidad política y armada. Su experiencia empresarial le demostraba la necesidad del cambio.

La maximización del rendimiento económico conciliando la producción primaria y la industrial en un circuito completo, la consiguió con su propia producción. En estancias de su propiedad se criaba el ganado, con el que después se abastecían los saladeros, lugar donde se aprovechaban especialmente los cueros y carnes saladas además de otros subproductos como velas, jabones, carne envasada, etc., los que eran distribuidos en los mercados internos y externos en compañías navieras de las que también forma parte. Aspectos que dan muestra acabada una nueva mentalidad empresarial. Pero su sus incursiones en la faz económica fueron mucho más variadas. Diversificación del capital en novedosos emprendimientos surge del análisis del cuantioso patrimonio que poseyó: Acciones en Bancos, ferrocarriles, empresas navieras, de mensajerías, industrias varias, acciones en empresas periodísticas, de colonización, entre otras, demuestran su adecuación a los tiempos modernos.

Exteriorizó en lo privado y en lo público su conciliación entre la modernidad a la que ingresaba el país y las bases tradicionales de una herencia colonial recibida de sus ancestros y consolidadas por las condiciones del ambiente social en que se desarrolló.

Mantuvo en el ámbito provincial las características de caudillo indisputable, con el manejo del poder por casi treinta años. En 1868 asumió una vez mas la primer magistratura provincial, la que en definitiva le costó la vida. “Usted no necesita de ese puesto para ser el hijo querido y obedecido del pueblo entrerriano” [1] – le aconsejaba uno de sus hijos-, sin poder convencerlo.

Constituyó, seguramente, un error político el retorno del General Urquiza al gobierno entrerriano en los últimos años de la década del sesenta. Signos de oposición habían comenzado a manifestarse en varios sectores desde tiempo atrás. Contribuyeron a moldear el panorama adverso innumerables factores coyunturales y estructurales, actuales y de larga data. Entre ellos, la actitud de acatamiento al gobierno de Mitre frente a la guerra del Paraguay cuando el sentimiento popular entrerriano la rechazaba –las deserciones de Basualdo y Toledo lo evidencian-; la presencia del Presidente Sarmiento visitando a su antiguo adversario político en el Palacio San José para conmemorar la batalla de Caseros; las medidas económicas adoptadas ante la grave crisis que vivió la provincia litoraleña; la oposición política agrupada en torno a la figura de Ricardo López Jordán.

Suma de razones que condujeron al movimiento revolucionario que se inició con el asalto a la residencia particular de Urquiza y que provocara su asesinato el 11 de abril de 1870 en su dormitorio. Las consecuencias de la trágica muerte del General Entrerriano fueron la intervención de las tropas nacionales y los enfrentamientos armados, campos devastados, estancias saqueadas, gobiernos inestables, pérdida de peso político en el contexto nacional, razones que a su vez postergaron por largos años el crecimiento de Entre Ríos.

Aciertos y errores generaron adhesiones y oposiciones. Perspectivas diferentes de sus propios coetáneos, las que después se extendieron a lo largo del tiempo generando posturas históricas contrapuestas. Actuó en un contexto histórico determinado, el que le brindó posibilidades y limitaciones, y quizás es dable aplicar lo sostenido por Maquiavelo para el Príncipe, “prospera aquel que armoniza su modo de proceder con la condición de los tiempos y... paralelamente, decae aquel cuya conducta entra en contradicción con ella.

La vida del General Urquiza concluyó, pero no el producto de su acción. Su huella fue lo suficientemente profunda para mantenerse en el tiempo. Comprendida o no, aceptada o rechazada, con éxitos y errores, pero indeleble, su figura continua hoy siendo el símbolo por excelencia de la provincia litoraleña a la que perteneció y a partir de la cual extendió su acción al resto del país con una mentalidad nueva, aunque sin abandonar definitivamente los modelos culturales en los que originariamente se formó.

Justo José de Urquiza concilió la transición entre dos tiempos diferentes, forjando una obra que pervive hoy por su magnitud e incidencia en la historia nacional.



Prof. Ana Maria Barreto
Jefe de Departamento Educativo y de Extensión Cultural
Palacio San José – Museo Urquiza


Fuente web del Palacio San José

Palacio San José





Como llegar al Palacio San José Museo Urquiza

Dirección Ruta Provincial Nº 39 Kilómetro 128
(desvío al norte de 3 Km.)
Zona rura l- Caseros
Departamento Uruguay
Provincia de Entre Ríos

1) Desde Buenos Aires / Sur del País:

a través del Complejo Zárate Brazo Largo, distante a unos 230 km por ruta Nacional Nº 12 y Nº14, hasta el acceso a C. del Uuruguay. A partir de ahí 23 km. por ruta 39.

2) Desde Rosario: A través del puente Rosario-Victoria, hasta la ciudad de Nogoyá. Desde allí, al este por Ruta Nº 12 y luego por Ruta provincial Nº39.

3) Desde Mendoza / Córdoba: la vía comunicante más próxima es el Túnel subfluvial por el que se ingresa a Paraná , Capital de la Provincia (261 km). desde ahí por rutas 18, 12 y 39.

4) Desde Corrientes / Misiones: Por ruta nacional Nª 14, hasta el acceso a C. del Uruguay. A partir de ahí 23 km. por ruta 39.

5,6,7) Desde el Uruguay / Brasil: a través de los puentes internacionales Gral. Artigas, Gral. San Martín o por la represa de Salto Grande (a 400 km. de Montevideo). Ruta 14 hasta acceso a Concepción del Uruguay (Ruta 14 Km. 125). A partir de ahí, 23 km. al oeste por Ruta Provincial 39.























domingo, 15 de febrero de 2009

Isla Cambacuá

La isla Cambacuá, con sus 23 kilómetros de largo en medio de las aguas tranquilas y transparentes del río Uruguay, sus playas doradas y frondosa vegetación, es uno de los principales balnearios de Concepción del Uruguay. En una embarcación particular, a motor, se llega en unos 10 minutos, mientras el catamarán colectivo tarda 20.

La corriente del Uruguay es lenta y en los días soleados su superficie se convierte en un espejo que hace honor a los versos de la chamarrita que asegura que "el Uruguay no es un río, es un cielo azul que viaja".

La isla surgió como un banco de arena -de los que hay muchos en este río- se extendió hasta sus actuales dimensiones y se cubrió de vegetación, con playas de arena fina que se prolongan suavemente bajo las aguas transparentes.

El balneario fue instalado en torno al afilado extremo norte de la isla, en especial sobre la costa oeste, donde se despejó de vegetación unos cinco kilómetros y se instalaron los servicios mínimos indispensables, como baños, una pequeña cantina y alquiler de sombrillas, reposeras y elementos para deportes náuticos.

La isla es la opción más natural, pero cuenta con servicio de guardavidas, con motos de agua y botes, a quienes la tranquilidad del río y el tenue declive de la playa les demandan en general sólo una tarea preventiva.
El resto de la isla es agreste y hay otras playas solitarias entre el follaje autóctono, a las que se debe llegar por medios propios y con todo lo necesario, ya que no están explotadas.

Balneario Municipal Itapé

El balneario Municipal Itapé está ubicado a la vera del riacho Itapé, al sur de la ciudad. Además de ser un atractivo veraniego por excelencia, como muchos otros lugares está signado por vestigios de la gran historia vivida en esta ciudad. En este sitio por el 1814, se llevó a cabo el Combate Naval del Arroyo de la China entre naves españolas y criollas. Hoy son 1.000 metros de arenas tibias que convocan a los amantes del sol y del aire libre. Tiene capacidad para 250 carpas y en época estival brinda todos los servicios.

Paso Vera

Dentro de Banco Pelay está el Area Natural Protegida de Paso Vera, en la que se pueden realizar paseos por selvas en galería y observar una variada fauna autóctona, en especial aviaria.

En Paso Vera no hay hospedajes, debido a su carácter de área protegida, pero se realizan numerosas actividades en el río y la costa, como el reciente campeonato de Polo Beach.

Es, sin lugar a dudas, la playa más hermosa de toda la costa del Uruguay, amplia, virgen y con la arena blanca y suave que el río va depositando en el lugar formando grandes bancos que penetran en lo profundo del Uruguay.


Es el lugar ideal para todos aquellos que quieren gozar de la naturaleza en la más profunda tranquilidad, ya que el lugar está controlado permanentemente para no superar el límite de decibeles permitidos. Se resguarda hasta el último detalle para no perturbar la paz del lugar y resguardar la variada gama de especies de pájaros que la habitan.

Los visitantes cuentan con todos los servicios para pasar unas vacaciones de primer nivel, con instalaciones nuevas en todos los ámbitos ya que este balneario fue habilitado hace tan solo tres años.

Todas las construcciones destinadas a cantinas y proveedurías han sido diseñadas de tal manera que no perturben la imagen natural del lugar.

Desde su apertura se ha convertido en el lugar más elegido por las familias que eligen tranquilidad y naturaleza durante las 24 horas.

Fuente Concepción a pleno

Playas en Concepción del Uruguay

A solo cinco kilómetros del centro de Concepción del Uruguay está el balneario Banco Pelay, el balneario más famoso y popular de la región, se puede llegar a el cruzando el arroyo Molino por un puente, y a través de un camino totalmente asfaltado hasta la playa.

Ubicado sobre la rivera oeste del río Uruguay este balneario espera al turista con todos los servicios necesarios para que su estadía se pueda disfrutar a pleno.

Con sus siete kilómetros de costa es el balneario fluvial más extenso de América Latina y cuenta con varios paradores que brindan una amplia gama de servicios, sistemas de seguridad y de emergencias médicas, guardavidas y transporte propio.

El recreo tiene más de 100 parrillas con cuatro asadores cada una y está dividido en los sectores, dispone de un camping con capacidad para 1.500 carpas y un complejo de bungalows.

Las playas son de suave pendiente y blancas arenas, rodeado por una abundante vegetación que brinda su sombra para el descanso reparador y un río tranquilo que permite disfrutarlo con tranquilidad y seguridad.

Fuente Concepción a Pleno